Palabras de espiritualidad

El milagro con la vasija

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

Translation and adaptation:

Recuerda: cada acto de obediencia que nos parezca difícil de cumplir, se hará sencillo cuando lo realicemos, precisamente porque lo hacemos por obedecer”.

Uno de sus discípulos recuerda: «El padrecito (batiushka) me dijo: “Primero quítale el polvo al samovar, luego llénalo de agua”, porque muchas veces olvidaban ponerle agua y el samovar comenzaba a recalentarse. Y luego se estropeaba y ya nadie podía beber el té. “Mira, en aquella esquina hay una vasija de cobre. Cógela y tráela para llenar el samovar con agua”. Me acerqué a la vasija, pero noté que era muy grande, de unos veinte litros, muy pesada. Intenté moverla, pero no lo conseguí... parecía que no tenía fuerzas. Entonces decidí que lo mejor era traer el samovar a donde estaba la vasija y llenarlo ahí. Leyendo mis intenciones, el padrecito insistió: “¡Toma la vasija y llena el samovar!”. “Pero, Batiushka, la vasija es muy pesada... ni siquiera puedo moverla”. Levantándose, el padre se acercó a la vasija, hizo la Señal de la Cruz sobre ella y me dijo: “¡Cógela ahora!”. La tomé por el asa y ví que ahora sí podía levantarla. Asombrado, me le quedé viendo al padre. La vasija se sentía tan ligera, que hasta parecía que estaba vacía.. Llené de agua el samovar y puse la vasija nuevamente en su sitio, aún sin poder decir nada. Entonces, el padre me preguntó: “¿Qué dices...? ¿Está pesada la vasija, no?”. “No, Batiushka, me sorprende que parezca tan ligera”. Y me dijo: “Recuerda: cada acto de obediencia que nos parezca difícil de cumplir, se hará sencillo cuando lo realicemos, precisamente porque lo hacemos por obedecer”. Pero yo seguía atónito... ¿cómo pudo vencer la fuerza del peso, haciendo la Señal de la Cruz?».

(Traducido de. Patericul de la Optina, Editura Bunavestire, Bacău, 2002, p.419)