Palabras de espiritualidad

El misericordioso se pone en el lugar del que sufre

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Mientras más se esfuerza el cuerpo por Cristo, más se alegra el alma junto a Él, y la ofrenda del hombre por sus semejantes se vuelve más fructífera, porque es una espiritual.

Perdona cada vez, con amor y benevolencia, a quien te lo pida con sinceridad. Y a ese otro que te pide perdón con falsedad, para volver a enredarte en sus faltas, y que daña espiritualmente también a otros, perdónalo setenta veces siete, y sigue amándolo y orando por él.

Acepta la injusticia con felicidad, cuando no sea de perjuicio para tu alma. Mientras más espiritual es la persona, menos derechos tiene en esta vida, porque los derechos del justo los guarda Cristo para la vida eterna.

Mientras más se esfuerza el cuerpo por Cristo, más se alegra el alma junto a Él, y la ofrenda del hombre por sus semejantes se vuelve más fructífera, porque es una espiritual.

El misericordioso se pone en el lugar del que sufre, por quien ora, recibiendo, a su vez, el consuelo divino de Cristo, correspondiente a su propio dolor. Entre tanto, el que no es misericordioso y el que envida el lugar de otro, cuando finalmente lo consigue se llena también de desasosiego y experimenta, ya en esta vida, una parte del infierno.

(Traducido de: Sfântul Cuvios Paisie Aghioritul, Părinţi aghioriţi. Flori din Grădina Maicii Domnului, Editura Evanghelismos, 2004, pp. 162-163)