El misterio de la oración ante Dios
Sin Dios es imposible obtener algo; es por esta razón que el Señor dijo: “Buscad primero el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura”.
El Señor dijo: “Todo lo que pidan al Padre en Mi Nombre, Él os lo concederá” (Juan 15, 16), pero nosotros no le creemos. No creemos ni siquiera en nuestra oración, ni que Dios nos escuchará. No creemos en nada. Esta es la razón por la cual todo nos parece vacío, incluso nuestra oración, que, si no puede generar un mínimo cambio, mucho menos podría mover montañas… La oración ante Dios es un misterio, y en ella no hay nada forzado, sino solamente una súplica: “¡Señor, ayuda, sana, salva!”.
Si hiciéramos esto, obtendríamos muchas cosas. Pero lo que hacemos es poner nuestras esperanzas en toda clase de discusiones, creyendo que podemos resolver todo por nosotros mismos, hasta guardando “algo” para cuando vengan no sé qué “días negros”. Al que espera “días negros”, estos finalmente lo terminan alcanzando. Sin Dios es imposible obtener algo; es por esta razón que el Señor dijo: “Buscad primero el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Lucas 12, 31).
(Traducido de: Cum să biruim iubirea de arginți, Editura Sophia, București, 2013, p. 44)