El necesario discernimiento en la práctica de las virtudes
El discernimiento es la sal de las virtudes. Por eso, también Cristo nos dice en el Evangelio: “Tened sal en vosotros y vivid en paz los unos con los otros” (Marcos 9, 49).
Padre, San Isaac el Sirio escribe: “Dios valora la virtud según el discernimiento con el que es puesta en práctica”.
—Así es. Cada una de nuestras acciones, para que sea agradable a Dios, y también cada virtud, necesita del discernimiento. El discernimiento es la sal de las virtudes. Por eso, también Cristo nos dice en el Evangelio: “Tened sal en vosotros y vivid en paz los unos con los otros” (Marcos 9, 49). ¡Pensemos, por ejemplo, en el discerniento que exige la práctica de la ascesis! El hombre tiene que tomar en cuenta las fuerzas que posee, su estado espiritual, etc. Porque, si sobrepasas la medida, llegarás al punto en el que no podrás hacer nada más, y esto vendrá a perjudicar toda tu vida espiritual.
Por eso es que los Santos Padres dicen que todo lo que se hace sin medida proviene del demonio. Para San Paisos el Grande, por ejemplo, quien podía ayunar severamente incluso durante veinte días seguidos, no era una exageración cuando dejaba tres días sin probar bocado ni beber un sorbo de agua. Pero, para uno al que le tiemblan las piernas y no puede ayunar ni tres días seguidos —así sea una vez al año—, si quisiera ayunar totalmente todo el tiempo, esto significaría una exageración de su parte.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Editura Evanghelismos, București, 2007, p. 311)