Hoy en día la familia se halla en peligro, en todo el mundo. Pero en nuestras manos está conservarla, si volvemos a Quien debe ser su cabeza: Cristo. Alejar a Cristo del banquete nupcial hace que el vínculo entre los novios no sea uno sólido. Recordemos también que los hijos unen a los esposos... pero si luego comenzamos con abortos, esa relación se rompe y los otros hijos sufren. ¡Y qué difícil resulta, luego, rehacer ese lazo! Hay suficientes estudios psicológicos que lo confirman. Además, si utilizamos a nuestra esposa como un simple objeto para obtener placer, aquella hermosa unión deja de existir.

(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soțul ideal, soția ideală,Editura Anastasis, 2001, pp. 172-173)