El noviazgo y la perspectiva del matrimonio
Dios no nos dejará desamparados, si oramos con fe.
Muchos jóvenes me preguntan cómo verificar, cómo examinar a su pareja. Por ejemplo, nos preparamos para casarnos... ¿cómo examinar al novio o novia con quien estamos unidos, solamente con la perspectiva del matrimonio? Porque no es correcto tener una relación sólo por amor a tomarnos de la mano, o para tener con quién pasear, con quién ir al parque, al cine o al teatro. Esto no significa que si conoces a alguien, seguramente te casarás con esa persona, pero hasta que no constates que no “encajas” con esa persona, tu pensamiento debe mantenerse en la perspectiva del matrimonio.
Así, cuando has constatado que no te adecúas a esa persona, debes ser sincero y decírselo, para terminar con la relación. En una relación de noviazgo, las dos personas van avanzando poco a poco y, con el tiempo, llegan a conocerse. En caso de que no sea así, es decir, que no se conozcan lo suficiente, están asumiendo un riesgo oculto.
Desde luego que no dejamos todo al nivel de nuestra persona, es decir, a nuestro poder de conocimiento, sino que fundamentamos ese conocimiento en nuestra relación con Dios, pidiéndole que ilumine nuestra mente. Esa luz no permitirá que prolonguemos el noviazgo por unos cinco o seis años, para después darnos cuenta que, de hecho, todo se acabó.
Dios no nos dejará desamparados, si oramos con fe.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, De la prietenie la iubire, Căsătoria - taina iubirii creștine, Editura Agaton, 2011, p. 66)