El Señor siempre sabe en dónde encontrar al hombre que necesita. Lo prepara, de entre todos los demás, sin que este apenas se dé cuenta, para una misión que le habrá de encomendar en algún momento. Durante dieciocho años preparó a Moisés para que guiara a Israel. También Aarón fue preparado para lo que vendría, sin que él lo notara. Ni se imaginaba qué propósito habrían de seguir sus cualidades, pero, al llegar el momento propicio, estaba listo para cumplir con su responsabilidad.

Cuando entramos a la vida, no sabemos qué rumbo tomará esta con el tiempo. Cada joven posee determinadas cualidades, que debe desarrollar lo más que pueda; así, estará listo para realizar el propósito con el cual habrá de hacerse útil a Dios. Muchas veces desperdiciamos nuestras cualidades, sin utilizarlas en favor de los demás, porque, por indolencia, no nos interesamos en desarrollarñas. Pongámolas en acción, en aquello para lo cual resulten de mayor provecho. En el momento justo, el Señor nos mostrará cómo utilizar nuestras fuerzas.

(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p. 342)