El que se esfuerza está obligado a abstenerse de todo
Debe mantenerse la continencia de todos los sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, al andar e, indiferentemente, en todo.
El que se esfuerza está obligado a abstenerse de todo, no sólo de comer en vastedad y variedad, sino también de todo que está vedado. Así como el cuerpo, si le falta un sólo miembro se hace desagradable a la vista, también el que deja pasar un solo aspecto de la continencia destruye toda su hermosura. Porque la templanza es cuidarse de toda inclinación viciosa y pecadora, de manera que no cometamos algo que Dios no quiera. Debe mantenerse la continencia de todos los sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, al andar e, indiferentemente, en todo.
El que quiera agradar a Dios, ayunando, debe procurar. al mismo tiempo, cumplir con todos los mandamientos, porque, ¿para qué ayunamos, si no es para cumplir con mayor facilidad la voluntad de Dios?
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 24-25)