El sentido de ayudar a nuestros semejantes
Dando a quienes más lo neesitan, nos ayudamos también a nosotros mismos y a nuestra familia.
Mientras más cosas materiales acumulan las personas de hoy, más problemas tienen. Ni siquiera le agradecen a Dios por todas Sus bondades, ni ven el infortunio de sus semejantes, a quienes seguramente podrían ayudar.
Malgastan todo y no piensan en aquel que no tiene qué comer. ¿Cómo podría venir la Gracia de Dios a esas personas? Aunque tengamos esposa e hijos, siempre podemos apartar un poco para dárselo a los más necesitados. Simplemente tenemos que anunciar en nuestra casa que nos hemos enterado de que en cierto lugar hay un enfermo abandonado, o una familia pobre. Y si no tenemos dinero para darles, podemos compartirles cualquier otra cosa, incluso alguno de nuestros libros religiosos. Así, dando a quienes más lo neesitan, nos ayudamos también a nosotros mismos y a nuestra familia.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 161)