¿Qué oración es más poderosa? ¿La que pronunciamos en voz alta —salmos, himnos akatistos, el Padre Nuestro— o la “Oración de Jesús”?

La oración más poderosa es esa que es breve y que se hace desde lo profundo del corazón, con suspiros y lágrimas, de acuerdo a lo que dice la Santa Escritura: “Desde lo profundo he clamado a Ti, Señor. ¡Escucha mi clamor, Señor!”. Esta fue la humilde oración del malhechor en la cruz, de la mujer cananea, de los apóstoles cuando la tormenta en el mar de Galilea, de los ciegos de Jericó, del leproso, etc. Luego, la oración corta es la más poderosa, hecha con los suspiros del corazón, de acuerdo al testimonio que dice: “Señor, ante ti están todos mis deseos, no se te ocultan mis gemidos...” (Salmos 37,10).

(Traducido de: Arhimandrit Cleopa Ilie, Lumina și faptele credinței, Editura Doxologia, pp.67-68)