El temor de Dios nos ayuda a llegar a Él
Tal como una lámpara nos libra de tropezarnos y caer, el temor de Dios nos libra de los obstáculos del pecado y nos dirige hacia nuestro objetivo, que es llegar a Él.
Solamente en Dios podemos encontrar la verdadera felicidad, por que Él, siendo inmutable y verdadero, es su causa y origen. Para poder gozar de las cosas terrenales se necesita de mucho esfuerzo y trabajo, pero, con el tiempo, todo eso demuestra ser pernicioso y digno de ser condenado: “Todo lo humano no es más que vanidad. ¡Cuánto no se queda (en la tierra) después de morir! La riqueza no nos acompaña, ni el honor, porque, al venir la muerte, todo eso se pierde” (extracto de los responsos).
¿Quieres tener una vida agradable y tranquila? Guarda los mandamientos de Dios y reviste cada uno de tus pensamientos con el temor de Dios, al igual que todo lo que dices y haces. El temor de Dios es el principio y el final de la sabiduría (Proverbios 1, 7). Tal como una lámpara encendida ilumina nuestro camino, el temor de Dios nos ilumina espiritualmente, para que podamos ver qué camino debemos seguir para alcanzar la salvación. Asimismo, tal como una lámpara nos libra de tropezarnos y caer, el temor de Dios nos libra de los obstáculos del pecado y nos dirige hacia nuestro objetivo, que es llegar a Él.
(Traducido de: Comori duhovnicești din Sfântul Munte Athos – Culese din scrisorile și omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, p. 361)