El valor de nuestra voluntad para salvarnos
He aquí que Aquel que ordenó “Honrarás a tu padre y a tu madre”, cumple con Su propio mandamiento, hasta el último momento.
“Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23, 43). Estas palabras fueron dirigidas a un bandido que se arrepintió en la cruz. Son palabras de gran consuelo para los pecadores que se arrepienten, así sea en el último momento. La Misericordia de Dios es inconmensurable. El Señor cumple con Su misión también en la Cruz. Hasta el último aliento. Él salva a los que demuestran una ínfima voluntad de salvarse.
“Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Juan 19, 26). Así le dijo el Señor a Su Santa Madre, que permanecía bajo la Cruz de su amado Hijo crucificado. Y al Apóstol Juan le dijo: “Ahí tienes a tu madre”. Estas palabras demuestran el debido cuidado de todo hijo por sus progenitores. He aquí que Aquel que ordenó “Honrarás a tu padre y a tu madre”, cumple con Su propio mandamiento, hasta el último momento.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi: scrisori misionare, volumul I, traducere din limba sârbă de Adrian Tănăsescu-Vlas, ediția a II-a, Editura Sophia, București, 2008, pp. 56-57)