Elegir siempre lo que nos lleve a Dios
Solamente aquel de quien nuestro Buen Dios se apiade podrá escuchar y regocijarse con los dulces cánticos celestiales; y muchos, debido a su vida licenciosa y negligente, se verán eternamente privados de todo eso.
Aquí, en este mundo, Dios le concedió a cada uno el don de la libertad. Así, el hombre puede escuchar y entonar cánticos, deleitándose con ellos, y también puede elegir cantar y alabar a Dios con su boca y su corazón… En la vida futura, eso ya no será posible. Solamente aquel de quien nuestro Buen Dios se apiade podrá escuchar y regocijarse con los dulces cánticos celestiales; y muchos, debido a su vida licenciosa y negligente, se verán eternamente privados de todo eso.
(Traducido de: Sfântul Lavrentie de la Cernigov. Viața, învățăturile și minunile făcute de Dumnezeu prin acest mare Părinte, Editura Credința strămoșească, 2003, p. 58)