¿En dónde poner mi mente cuando oro?
Oremos con simplicidad, con la certeza de que Dios existe, que está a nuestro lado, y que nos observa y escucha.
Dios es incorpóreo e invisible, por eso no debemos intentar imaginarlo bajo ninguna forma cuando oramos. Desde luego, el Hijo de Dios sí se encarnó, razóln por la cual se hizo y sigue siendo el único Dios y Hombre. A Él si lo representamos con Su aspecto humano, histórico. Con esta forma sí podemos pensar en Él. Por el contrario, la naturaleza divina no puede ser imaginada, no puede ser percibida con la mente. Lo mismo ocurre con las otras dos Personas de la Santísima Trinidad, que son infinitas e incomprensibles para nuestra limitada mente. Así, cuando oramos a Dios, es mejor no esbozar en nuestra mente ninguna figura. Oremos con simplicidad, con la certeza de que Dios existe, que está a nuestro lado, y que nos observa y escucha.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuzire în viața duhovnicească, traducere: Preot Victor Manolache, Editura Egumenița, p. 41)