¿Cómo podría describir la transformación que ha sufrido en su interior?

—En primer lugar, el hecho de vivir la fe me ha cambiado la forma de ver la vida misma. Es como si hubiera entrado en un baño de luz y las cosas se hubieran clarificado desde entonces y para siempre. Mi ardua búsqueda llegó a su fin. Había leído mucho hasta entonces, especialmente sobre las religiones orientales, intentando entenderme a mí mismo. Pero no hallé ninguna paz en ellas. Tenían una suerte de carácter “laberíntico”: encontraba una puerta, me alegraba, pero un paso más allá volvía a verme en medio de un oscuro túnel.

En tanto que, actualmente, habiendo entrado en la luz, sé que sin Dios nada es posible, sé que con la fe puedes mover montañas y he dejado de temerle a lo que me pudiera pasar. Vivo con la esperanza cristiana de que esta vida no es sino un adelanto de la vida eterna.

(Traducido de: Dan Puric, Cine suntem, Editura Platytera, București, 2008, p. 5)