Si en la cima de la montaña vemos cómo se yerguen imponentes árboles, que continuamente deben luchar contra las adversidades del tiempo, amenazados siempre de ser arrancados de raíz por la fuerza de los vientos y la crueldad de las tormentas, pensemos en quienes se hallan en lo más alto del poder y de la autoridad en este mundo, y en los temporales y las agitaciones que les toca enfrentar.

Pensemos también en los sacrificios que deben hacer y en el trajín de su vida, y en el poco consuelo y serenidad que encuentran en este mundo. Si pensamos en esto, hallaremos una gran certeza en las palabras de la Escritura: “Más vale una ración de verduras con amor, que un buey cebado con odio... Más vale un trozo de pan seco en paz, que una casa bien abastecida donde hay peleas” (Proverbios 15, 17; 17, 1). Así, entendiendo lo anterior, sabremos huir de los puestos de honra y autoridad terrenales, corriendo siempre a las sendas de la paz y la modestia.

(Traducido de: Părintele Ilie Cleopa, Opt cuvinte despre minunile lui Dumnezeu din zidiri, Editura Episcopiei Romanului şi Huşilor, Roman, 1996, p. 38-48)