Procuren que no aparezca ni siquiera el más pequeño malentendido o principio de alejamiento entre ustedes. ¿Cuál es el caso típico? Se presenta una situación desagradable y, en vez de callar, alguno de los dos dice algo fuera de lugar, quizás sin pensarlo... y he aquí que entre aquellos dos corazones, que hasta ahora formaban uno solo, surge una pequeña grieta que va creciendo gradualmente, hasta que los esposos terminan separados por completo. ¿Se dijeron algo con precipitación? Pídanse perdón inmediatamente, sin esperar más. ¿Han tenido algún malentendido? No importa quién sea el culpable: no dejen que el malestar subsista.

Absténganse de discutir. No se vayan a dormir guareciendo en sus almas la ira. En la vida de familia no debe caber el orgullo. No satisfagan ese sentimiento de “orgullo herido”, calculando escrupulosamente quién es el que debe pedir perdón. Los que aman en verdad no pierden el tiempo con tales contabilidades, porque siempre están listos para ceder, para pedir perdón.

(Traducido de: Cum să întemeiem o familie ortodoxă: 250 de sfaturi înțelepte pentru soț și soție de la sfinți și mari duhovnici, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, p. 111)