Palabras de espiritualidad

Está bien pedir que oren por nosotros, pero también nosotros tenemos que ponernos en acción

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

“Pide también tú. No olvides que los doce Apóstoles intercedieron ante el Señor por la mujer cananea, pero Él no les escuchó y ella misma imploró la misericordia de Dios, la cual se le concedió”.

Para que los fieles no vivieran en la indiferencia y evitar que pusieran toda su esperanza en el auxilio de las oraciones de los demás, el stárets solía repetir aquella frase popular: “¡Ayúdanos, Señor, pero no nos dejes de brazos cruzados!”. Y agregaba: “La sabiduría se hizo una morada…”. Además: “¡El que no sea un sabio que venga aquí!”. A los más obcecados les decía: “¡Vayan, coman mi pan y beban mi vino! ¡Se los he revelado y aún así piden poder discernir!”.

Alguien le preguntó: “Padre, ¿cómo pedir, si no es por medio de usted?”. Y él le respondió: “Pide también tú. No olvides que los doce Apóstoles intercedieron ante el Señor por la mujer cananea, pero Él no les escuchó y ella misma imploró la misericordia de Dios, la cual se le concedió”.

(Traducido de: Starețul Ambrozie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 158)