Esta vida representa solamente un esfuerzo insignificante
Cierto es que en esta tierra hay que esforzarse, pero en el Cielo nos espera una corona. Sí, en esta vida uno es atormentado incluso por sus mismos semejantes, pero también es honrado por Dios. Es como si tuvieras que correr dos días seguidos, pero sabiendo que tu recompensa durará para toda la eternidad.
Entonces nos quemará mucho más que el fuego del infierno, el hecho de haber perdido el Cielo y las inefables bondades que hay allí, por no habernos esforzado lo suficiente aquí, en esta vida, en el breve tiempo que dura. Sí, esta vida es efímera, y el cansancio, leve. Y, sin embargo, nos asustamos y perdemos el coraje. Cierto es que en esta tierra hay que esforzarse, pero en el Cielo nos espera una corona. Sí, en esta vida uno es atormentado incluso por sus mismos semejantes, pero también es honrado por Dios. Es como si tuvieras que correr dos días seguidos, pero sabiendo que tu recompensa durará para toda la eternidad. Y es que libras una lucha con un cuerpo que habrá de perecer. Pero, más allá de todo esto, es importante entender que, si no queremos sufrir el dolor por amor a Cristo, nos tocará sufrir un dolor que vendrá de cualquier otra parte. ¡Ni siquiera podrás ser eterno, si no mueres por Cristo! ¡No hay manera de que partas de este mundo con todos tus bienes y tu dinero, si no te apartas de ellos por Cristo!
(Traducido de: Ieromonahul Benedict Stancu, Părinții Bisericii despre sfâșitul lumii: antologie, Editura Sophia, București, 2009, pp. 54-55)