¡Este mundo jamás podría darnos lo que nos da la fe en Dios!
En la medida de nuestro conocimiento de Dios y nuestro vínculo con Él, obtenemos la vida eterna y la fuerza de vivir.
Al hombre de nuestros tiempos le resulta muy difícil aceptar la religión, y si finalmente se adhiere a ella, la practica de forma parcial, sin entregarse totalmente a Cristo.
En una de sus homilías de la Pascua, San Juan Crisóstomo dice: “Endulzaos todos con el banquete de la fe”. Nuestra fe es un banquete que se nos ofrece y el cual sentimos en la misma medida en que somos fortalecidos en la fe. Dios nos fortalece a todos para que tengamos fe en Él, y por medio de la fe es que vencemos. Y así es como llegamos a darnos cuenta de que nuestra normalidad es el estado en el que nos encontramos, y en esas condiciones nos salvamos. El hombre no se salva sino en las condiciones en las que vive. ¡Este mundo jamás podría darnos lo que nos da la fe en Dios!
En la medida de nuestro conocimiento de Dios y nuestro vínculo con Él, obtenemos la vida eterna y la fuerza de vivir.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 41-42)