Palabras de espiritualidad

Explicando la responsabilidad del cristiano

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Recordemos: “Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras” (I Corintios 15, 3)

Hay algunos que, con todo, trastrabillan con sus propias palabras, y se lamentan: “Quisiéramos cumplir con los mandamientos, pero no podemos, porque el pecado nos mantiene sometidos. Esta es la razón por la cual primero debemos esforzarnos en eliminar el pecado, para después poder realizar los liberadores mandamientos”. Sin embargo, quienes hablan así no entienden ni lo que dicen, ni cómo esto podría ser cierto; porque, si no estás libre de nada de eso, y esta es la razón por la cual no puedes cumplir con los mandamientos, ¿con qué otras acciones y esfuerzos podrías borrar tus pecados?

Así, el canon, la oblación de los cristianos son los mismos mandamientos. Pero hay quien dice: “No puedo cumplir con los mandamientos, si antes no me purifico por medio del sacrificio”. Y yo le respondo: ¡muéstrame cuáles son esos sacrificios, fuera de los mandamientos, y me someteré a tus argumentos! Porque, si oras, esto es un mandamiento. Si luchas con tus pensamientos, estás cumpliendo también con otro mandamiento. Si ayunas y velas, eso también es un mandamiento. Si compartes lo que tienes, también estás cumpliendo con algo que se nos ordenó. Lo mismo con ofrendar tu alma, o tomar tu cruz, o practicar cualquier otra virtud... todo eso es parte de los mandamientos que hemos recibido. Por eso, a quienes reciben la fuerza de los mandamientos, los creyentes, (Dios) les ordena esforzarse en ellos y no volver atrás, no para borrar con esto sus faltas, sino para no caer otra vez en ellas.

Pero, los mandamientos no quitan el pecado, porque esto solamente es posible por medio de la Cruz, sino que cuidan los límites de la libertad que se nos dio con el Bautismo. ¿Es que alguien puede afirmar que con sus acciones virtuosas puede borrar el pecado de Adán? Recordemos: “Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras” (I Corintios 15, 3)

(Traducido de: Sfântul Marcu Pustnicul, Scrieri, Editura Egumenița, Galați, pp. 55-56 )