Palabras de espiritualidad

Hablar de Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

El peligro más grande en nuestros días es invocar una y otra vez a Dios con nuestros labios, pero casi nunca con nuestro corazón.

Es fácil pronunciar solamente con los labios la palabra “Dios”, e intentar penetrar y enaltecerte, en Su nombre, en la vida social, en la vida y el alma del hombre. Con Dios solamente en tus labios, te arriesgas a quitárselo del corazón al verdadero creyente.

El peligro más grande en nuestros días es invocar una y otra vez a Dios con nuestros labios, pero casi nunca con nuestro corazón. Y si Dios está solamente en nuestros labios, se hace realidad lo que alguna vez dijo el Señor: “Este pueblo me honra rolamente con sus labios” y “No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de Mi Padre celestial“ (Mateo 7, 21).

Entre hablar de Dios y hacer Su voluntad hay una distancia como del cielo a la tierra. ¡No nos atrevamos a confundir a Dios con una simple idea! ¡No hagamos de la teología una ideología! Démosle a Dios, en verdad, Su lugar de Padre que nos exhorta al bien, que nos ayuda a hacer el bien, que nos “llena de todo bien” cuando obramos la virtud.

(Traducido de: Casian, Episcopul Dunării de Jos, Scara Căinței, Editura Episcopiei Dunării de Jos, Galați 2003, p. 46)