Hacer de todo una oración
El hombre de Dios convierte todo en oración. Las cargas, las aflicciones… todo lo vuelve oración. No importa lo que le suceda, que él empieza: “Señor Jesucristo…”.
El hombre de Dios convierte todo en oración. Las cargas, las aflicciones… todo lo vuelve oración. No importa lo que le suceda, que él empieza: “Señor Jesucristo…”. El amor es útil para todo, desde las cosas más simples. Por ejemplo, si sufres de insomnio, no pienses tanto en el sueño. Levántate, sal un poco afuera, regresa a tu habitación y siéntate en tu lecho como si recién fueras a acostarte, sin pensar si podrás dormir o no. Concéntrate, haz la doxología y después repite tres veces: “Señor Jesucristo…”, y pronto vendrá el sueño.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Porfirie, Editura Bunavestire, p. 218)