Tarde o temprano, en el campo del arte, los hombres abandonarán la comodidad de la poltrona ante el televisor y la radio, y entrarán en las salas de espectáculos, deseando ver no sombras, sino movimiento vivo, canto verdadero, lágrimas y una experiencia completa.

El hombre se harta rápidamente de lo falso. Un rincón de naturaleza, un cielo despejado, un atardecer o algunos amaneceres enaltecerán, harán que el corazón humano despierte de su sueño secular.

Las deidades antiguas encendieron en el corazón una sed cada vez más grande de una luz sin sombra. Las deidades modernas, que han llevado al hombre a un colapso interior, han reconducido la visión del mundo hacia el Manantial de vida. Esto me hace confiar en que el futuro de la poesía es uno triunfal.

(Traducido de: Înaltpreasfințitul Iustinian Chira, Convorbiri în amurg, Editura Dacia, Cluj-Napoca, 2006, p. 187)