Palabras de espiritualidad

La caridad brota del amor a los demás

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Estamos obligados a practicar, en primer lugar, la misericordia espiritual, demostrando nuestro amor a los demás.

La caridad se recompensa en este mundo y en el otro se nos devuelve multiplicada. Preocupémonos siempre de ayudar a los más necesitados, porque ellos median ante Dios por nosotros. La caridad tiene una gran fuerza. Estamos obligados a practicar, en primer lugar, la misericordia espiritual, demostrando nuestro amor a los demás y luego, con sinceridad, amor y discernimiento, ayudándolos. Los cristianos deben practicar ese amor. El amor debe ser su idioma, el idioma de Cristo, porque quien tiene este amor es que anda el buen camino. La caridad formal no tiene mayor trascendencia. La adquiere, cuando el amor está en su centro y es el que la hace ponerse en acción, ayudando al prójimo.

Para el Señor lo importante no es cuánto damos, sino la intención con que lo hacemos. Nuestra caridad debe brotar del amor a los demás, quienes necesitan no sólo de cosas materiales, sino también de mucha ayuda espiritual. Ayudémoslos, pues, también espiritualmente. Cuando le damos valor y fuerzas a uno que ha caído en la desesperanza, instándolo a seguir luchando, estamos practicando una forma muy grande de misericordia.

(Traducido de: Părintele Efrem Athonitul, Despre credinţa şi mântuire, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 59)