Acuérdense de la forma en que muchos de ustedes empezaron el presente año, y después juzguen solos, objetivamente, si esas celebraciones tuvieron algo de “cristiano”. Jugar cartas hasta la medianoche o charlar sobre cualquier clase de banalidades, y, al llegar las doce de la madrugada, alzar las copas y bailar con frenesí… ¿qué significa todo eso?

¿Cuál es el sentido de lo que hacemos? Dios, Señor del tiempo y de nuestra vida, nos ha permitido cerrar un año más y empezar otro. En ese momento de paso de un año a otro, ¿cómo debemos comportarnos? ¡Elevando las manos al cielo y agradeciéndole juntos al Señor por Sus misericordias en el año que finaliza, pidiéndole también que nos siga concediendo Su piedad en el futuro!

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvoratul, Predici, Editura Sophia, București, 2009)