La clave de la oración es la perseverancia
La oración debe hacerse siempre con perseverancia y confianza, esperando que la bondad de Dios encontrará el tiempo y el momento para escucharnos y recibir nuestra petición.
La oración debe hacerse siempre con perseverancia y confianza, esperando que la bondad de Dios encontrará el tiempo y el momento para escucharnos y recibir nuestra petición.
En otoño, cuando los frutos de tu jardín ya están maduros, como las ciruelas, las peras, las manzanas, etc., vas y sencillamente sacudes el árbol. Si este no deja que caigan las frutas al primer zarandeo, lo sacudes con más fuerza, una, dos, tres, o cuatro veces más, hasta que cede y suelta los frutos. Lo mismo pasa con la oración. Cuando oras una vez y no recibes lo que pediste, tienes que insistir una, dos, tres, cuatro, cinco veces, hasta que vengan los frutos de los dones celestiales, que serán de provecho para ti y también para los demás.
(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 42)