La desesperanza nos recuerda quiénes somos
La desesperanza es la fuerza más capaz, el impulso más idóneo para sacudirnos el alma, de manera que salga a la superficie hasta lo más imperceptible que había en su interior .
Creo que la desesperanza es la fuerza más capaz, el impulso más idóneo para sacudirnos el alma, de manera que salga a la superficie hasta lo más imperceptible que había en su interior .
Y, con todo, se trata de un buen comienzo, porque el principio y la causa de la caída de Adán fue el olvido. A él se le olvidó quién era, por eso el demonio lo tentó. proponiéndole una nueva condición fácil de obtener. La desesperanza nos vuelve a recordar quiénes somos: ante todo, mortales. El hombre tiene, desde luego, en sí mismo, el llamado a dominar, porque Dios le otorgó esa soberanía sobre todo el mundo, no sólo sobre lo que está bajo sus pies, sino también sobre lo que hay en los cielos.
De esta manera, cuando el hombre —llamado a dominar, a imperar rectamente, con Dios—se descubre totalmente vencido en esta vida y frustrado en las expectativas que había alimentado en su juventud, lo que hace es caer en la desesperanza.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, p. 84)