La diferencia entre la ley y el amor
En esto consiste la más grande dificultad y toda la diferencia entre la ley y la Gracia. Por difícil que sea la ley, puedes albergar la esperanza de que sabrás cumplirla.
En lo que respecta a la confesión, según el modo en que el padre Antonio formaba a quienes venían a buscarlo, una de las dificultades que sin duda muchos tenían que enfrentar era que él no pretendía nada de nadie; al contrario, te ponía simplemente frente a tus actos tal cual eran. Entonces, te correspondía a ti actuar. Y si sabías cómo proceder, tenías que hacer todo lo que estuviera en tus manos. Muchos llegaban a la conclusión de que habría sido mejor buscar un padre espiritual que sencillamente les diera algunas normas exactas, fijas: “Haz esto y aquello...”.
Y, sin duda, en esto consiste la más grande dificultad y toda la diferencia entre la ley y la Gracia. Por difícil que sea la ley, puedes albergar la esperanza de que sabrás cumplirla. En la ley hay un límite. El amor no los tiene.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie de Suroj, Făcând din viață rugăciune, Editura Sofia, p. 30)