Palabras de espiritualidad

La dinámica de la vida espiritual del cristiano

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

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La vida espiritual tiene tres etapas: 1. Etapa de la obtención de la Gracia; 2. Etapa de la retracción sensible de la Gracia y 3. La recuperación de la Gracia. El problema principal de la ascesis es cómo vivir esa segunda etapa.

Por favor, padre, díganos algo sobre la “Oración de Jesús” y sobre la forma en que puede alcanzarse el don de esta oración.

—Si no fuera un don de Dios, de hecho, nada podría hacerse. Dios nos da Su don a cada momento de nuestra vida, y lo necesitamos porque nos hallamos en un profundo estado de pecado. Yo creo que la esencia de la caída es el deseo del hombre de ser dios, pero sin Dios. En el pasaje bíblico sobre la caída de Adán encontramos que este obedeció la sugerencia del maligno de comer el fruto del ábrol prohibido, creyendo que con esto se haría como Dios. Pero es totalmente absurdo creer que puedes ser dios, sin Dios. Y esta es la tragedia de la caída, estado en el cual nos encontramos.

Aunque todos somos miembros de la Iglesia por el Sacramento del Bautizo, debemos luchar en nuestro interior contra la herencia de la caída. Y creo que, si esta caída es, en primer lugar, un acto de orgullo, prepararte para recibir la Gracia de Dios significa humillarte ante Él. En otras palabras, hay un solo acto por el cual constatamos nuestro fracaso. Y “fracaso” aquí es, quizás, un eufemismo para referirnos al pecado. Prepararte significa poner ambos pies en la escalera que lleva a Dios, tal como es expresado en las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

Luego, la preparación es un acto que consiste en descender a las profundidades de la humildad. Y, solamente en la humildad, Dios nos puede ofrecer Sus dones. Esto diferencia el camino cristiano de todas las pseudo-espiritualidades existentes hoy en día en el mundo, bajo el nombre de New-Age, que aglomeran toda clase de corrientes, de esas que no hablan ni de la humildad ni del arrepentimiento. Pero, justamente por la vía del arrepentimiento, el hombre se encuentra con Dios.

He hablado del don, y he dicho que nosotros recibimos los dones de Dios a cada momento de nuestra existencia. Sin embargo, tenemos que esforzarnos para poder recibirlo. Lo más importante es saber cómo hacerlo durar en nosotros. En la experiencia de la Iglesia vemos que Dios ofrece con facilidad Sus dones, aunque después terminamos perdiéndolos, ¿Y cómo continuar en el momento en que hemos perdido el don de Dios?

La vida espiritual tiene tres etapas: 1. Etapa de la obtención de la Gracia; 2. Etapa de la retracción sensible de la Gracia y 3. La recuperación de la Gracia. El problema principal de la ascesis es cómo vivir esa segunda etapa. De la primera se ocupa Dios. En la segunda etapa, Él nos permite, de alguna manera, qe avanceos con las fuerzas que nos dio, para que, al final, recuperemos la Gracia y la conservemos. Yo creo que toda la tradición ascética y espiritual de la Iglesia (la Filocalia, los textos de los Santos Padres, etc.) nos enseña qué debemos hacer precisamente en ese segundo período. Y creo que hay tres cosas aquí: la vida según los mandamientos de Dios, la lucha contra las pasiones (los mismos Padres nos describen ampliamente los modos de sanar esta enfermedad espiritual) y el amor al prójimo.

A menudo, por medio del amor al prójimo nos podemos acercar a Dios.

(Traducido de: Celălalt Noica – Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de cîteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, ediția a 4-a, Editura Anastasia, 2004, pp. 152-153)