La educación comienza en la cuna
Fortalezcamos a nuestros hijos en la fe y en el temor de Dios, ahora que son pequeños. Hagámosles un muro protector con nuestras enseñanzas y buenos ejemplos, hasta que en ellos se enraícen las virtudes; entonces dejarán de temer ante cualquier situación inesperada.
Los padres deben educar a sus hijos ya desde la cuna, enseñándoles el temor de Dios, rechazando sus arranques perniciosos y evitando consentirlos en todo lo que pidan. La cera suave toma cualquier forma; de igual manera, tú puedes hacer lo que quieras de tu propio hijo. Las letras escritas con tinta son imposibles de borrar; de igual manera, todo lo que aprende el niño pequeño permanece indeleble en su memoria, para toda la vida.
Un árbol joven corre el riesgo de crecer torcido por la fuerza del viento. Pero si lo atas a una estaca, se enderezará y crecerá correctamente. Si no lo haces, se desarrollará inclinado, por lo que te será casi imposible intentar enderezarlo sin dañarlo.
Fortalezcamos a nuestros hijos en la fe y en el temor de Dios, ahora que son pequeños. Hagámosles un muro protector con nuestras enseñanzas y buenos ejemplos, hasta que en ellos se enraícen las virtudes; entonces dejarán de temer ante cualquier situación inesperada.
(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul: 300 de sfaturi înţelepte pentru părinţi de la sfinţi şi mari duhovnici, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2011, p. 78)