Palabras de espiritualidad

La Gracia de Dios nos ilumina para hablar y también para saber callar

  • Foto: Crina Zamfirescu

    Foto: Crina Zamfirescu

Translation and adaptation:

Según los Santos Padres, hablar mucho es igual a gastar tu tiempo en meras palabras, sin llegar a convertirlas en acciones.

Si la Gracia de Dios no ilumina al hombre, las palabras que este pronuncie —por muchas que sean— no serán de provecho para nadie. Son palabras que se escuchan por un momento, pero quien las oye enseguida vuelve a lo suyo, como prisionero de sí mismo.

En cambio, si junto con la palabra actúa también la Gracia, de inmediato ocurre un cambio en la voluntad de la persona, de manera que su vida se transforma prodigiosamente desde ese mismo instante. Esto sucede con quienes no tienen petrificados el oído ni la conciencia.

En lo que respecta a aquellos que, a pesar de escuchar, persisten en su desobediencia y en hacer lo que les apetece, aunque les hables día y noche sin parar, aunque les expliques toda la sabiduría de los Santos Padres, aunque obres milagros ante sus ojos, aunque hagas que el Nilo fluya al revés, no obtendrán una sola gota de provecho para su vida. Lo que desean es venir, charlar, dejar que pase el tiempo y matar el aburrimiento. 

Por eso les cierro la puerta. ¡Que al menos yo obtenga un provecho de mi ascesis y mi oración! Y es que la oración por todos siempre es escuchada por Dios, en tanto que el palabrerío le parece desagradable, por muy espiritual que sea. Según los Santos Padres, hablar mucho es igual a gastar tu tiempo en meras palabras, sin llegar a convertirlas en acciones.

(Traducido de: Gheron Iosif IsihastulMărturii din viața monahală, Editura Bizantină, București 1996, p. 132)