La Madre del Señor jamás divulgó su elección, jamás habló de lo que le concernía solamente a ella ni de lo que solamente ella debía saber y no otros. Ella nunca hizo alarde de su pureza y su castidad. Jamás se jactó de su elección y nunca se presentó ante los demás con su grandeza real, sino que siempre prefirió vivir en el anonimato, en un recogimiento total, en un retraimiento que no tenía cómo dejarla en evidencia. La Madre del Señor nos presenta un ejemplo que todos tendríamos que tomar en cuenta, especialmente cuando pretendemos llamar la atención de los demás o entrar a la fuerza en la conciencia de alguien, para recordar que, actuando así, nos situamos fuera del camino de nuestra Madre.

“Haced lo que Él os diga” (Juan 2, 5). ¡Podríamos decir que estas palabras son eternas! Esas palabras, esa guía de la Madre del Señor, contiene el siguiente mensaje; “Haced cómo Él diga que debéis hacerlo, manteneos con la atención puesta en Él, en mi Hijo”.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Maica Domnului – Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, 2003, pp. 124-125)