Palabras de espiritualidad

La importancia de confesar a tiempo todas nuestras faltas

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Estemos atentos, porque un sólo pecado grave, si no es confesado a tiempo, puede llevarnos a perder el alma y sufrir los tormentos eternos!

En el Paterikón encontramos el siguiente relato, del cual aprendemos que, cuando nos hallamos ante nuestro padre espiritual, por medio del cual obra el don del sacerdocio de Cristo, estamos obligados a confesar con sinceridad todos nuestros pecados:

«Un día, una mujer fue a buscar a su padre espiritual para confesarse. Este era hieromonje, y tenía bajo su obediencia a un discípulo, quien se mantenía en la entrada de la iglesia, para guiar y organizar a quienes venían a confesarse. La mujer se confesó, y después de escuchar de labios del sacerdote la oración de absolución, se levantó y regresó a su casa. Luego de unos instantes, el discípulo vino a buscar al sacerdote, y le dijo: “Padre, creo que la mujer que acaba de salir se halla ante un gran peligro. Mientras se confesaba, desde la distancia pude ver que de su boca salía un puñado de pequeñas serpientes. En un momento dado, noté que una más grande intentaba salir también, pero sin conseguirlo. Asomaba su repugnante cabeza, pero luego la volvía a meter”. Alarmado, el sacerdote le respondió: “¡Ve corriendo a buscarla! Seguramente le quedó algún pecado grave sin confesar, debido a la vergüenza que esto representaba para ella, hallándose bajo la influencia del demonio”. Sin embargo, cuando el discípulo llegó a la casa de la mujer, la encontró muerta en la antesala.

¡Estemos atentos, pues, porque un sólo pecado grave, si no es confesado a tiempo, puede llevarnos a perder el alma y sufrir los tormentos eternos!

(Traducido de: Părintele Damaschin Grigoriatul, Minunile – mărturie a dreptei credinţe, Editura Areopag, 2011, p. 68)