La insignificancia de esta vida, en comparación con la eternidad
Los hombres virtuosos, a pesar de sufrir mucho en este mundo, guardan en su interior la esperanza de la salvación, la certidumbre del Paraíso.
Lo que es un sueño en comparación con un siglo, eso es la vida en este mundo comparada con la vida eterna. O quizás mucho más. Lo que representa una gota de agua en comparación con un océano, eso son mil años en este mundo, comparados con la gloria y la perpetua felicidad del Reino de los Cielos. ¿Qué más se puede decir?
El estado de felicidad en la vida eterna no tiene fin. Por este motivo, los hombres virtuosos, a pesar de sufrir mucho en este mundo, guardan en su interior la esperanza de la salvación, la certidumbre del Paraíso, lo cual los llena de un regocijo sin mancha y un invencible entusiasmo. Así, al partir de esta vida tan llena de agitación, entran a la siguiente, que es una vida de serenidad, en la que no existen ni la tristeza, ni el dolor, ni el sufrimiento.
(Traducido de. Sfântul Ioan Gură de Aur, Cateheze maritale, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2004, p. 72)