Palabras de espiritualidad

La libertad del hombre es absoluta. Ni siquiera Dios la contraviene

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Antes de dar algo, Dios nos pregunta: “¿Crees que puedo?”. No pregunta si el solicitante es digno de recibirlo, sino si es libre de creer. Y al responder, responde también en la medida de lal libertad: “¡Hágase de acuerdo a tu fe!”.

En el cristianismo, el Señor está siempre presente, pero jamás se inmiscuye en nuestra propia libertad. Él espera a la puerta y llama. No entra si no es invitado. Y antes de dar, pregunta:“¿Crees que puedo?”. No pregunta si el solicitante es digno de recibirlo, sino si es libre de creer. Y al responder, lo hace en la medida de tal libertad: “¡Hágase de acuerdo a tu fe!”.

El cristianismo es lo más cercano a la ley fundamental del universo: la ley que puede llamarse “de la contradicción” (coincidentia oppositorum), de la paradoja, de la dialéctica, de la bipolaridad simultánea: “¡Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe!”.

(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 195)

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