La luz de Cristo, don para nuestra vida
El más precioso don para nuestra vida espiritual. es la luz de Cristo, la luz de vida. Pero, para poder apreciar este don debemos tener ojos espirituales. Sin ellos, la luz de Cristo no vale nada para nosotros.
No hay nada más valioso en este mundo que nuestros ojos y la luz del sol. Menciono ambas cosas, porque una sin la otra no vale nada. Sin la luz del sol, nuestros ojos no son nada, no tendríamos nada que hacer con ellos. Pero si tuviéramos el sol, mas no ojos, sería igualmente de inútil. Un ciego no puede gozar del don del sol y de la luz.
Lo mismo pasa con el mundo espiritual. El más precioso don para nuestra vida espiritual, es la luz de Cristo, la luz de vida. Pero, para poder apreciar este don debemos tener ojos espirituales. Sin ellos, la luz de Cristo no vale nada para nosotros.
(Traducido de: Preot Iosif Trifa, Mai lângă Domnul meu, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2003, p. 49)