Palabras de espiritualidad

La Madre de Dios, siempre con nosotros

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

La piedad que rebosa sobre nosotros la Madre del Señor, es semejante a los mares y a los océanos.

El poder de la Santísima Madre del Señor se manifiesta no solamente en la incomparable fuerza de sus oraciones, sino también en el constante e interminable rebosamiento de su misericordia sobre nosotros, que no puede separarse de sus ruegos.

Podemos notar cuán grandes son esas oraciones, si hacemos la siguiente comparación: la compasión que brota de los santos, como consecuencia de nuestras oraciones, puede asemejarse al caudal de un río, mas la piedad que rebosa sobre nosotros la Madre del Señor, es semejante a los mares y a los océanos. ¿Y quién de nosotros no ha experimentado su protección, como fruto de las oraciones incesantes hacia ella? Ese amparo ha sido conocido por los fieles de todos los tiempos, desde que existe la Iglesia Ortodoxa. Ese amparo de la Santísima Madre del Señor, esa maravillosa protección materna estará siempre con nosotros, hasta el fin de los tiempos, porque así se lo prometió a los apóstoles, luego de su Gloriosa Dormición.

¿De dónde brota la fuerza de las oraciones de la Madre del Señor y su altísima compasión por nosotros? Desde luego que de su amor maternal por todos. A partir de la vida de San Andrei, el loco por Cristo, podemos ver que la Madre del Señor no se halla todo el tiempo en los Cielos, sino que a veces deja la felicidad de los altísimos aposentos y desciende al mundo, para consolarnos en nuestras aflicciones. Ella está aquí, con nosotros, en medio de nuestros sufrimientos.

Ella está allí en donde brotan lágrimas de dolor por causa de las tribulaciones. Ella está allí en donde se elevan fervientes oraciones en su nombre, en medio de los peores problemas. Ella se halla aún al lado de aquellos que están a punto de caer en los más profundos abismos.

(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, Bucureşti, 2007, pp. 179-180)