Palabras de espiritualidad

La Madre del Señor, pilar de la humanidad

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

En Su plan de salvación, Dios dispuso que una Nueva Eva fuera la Madre de la Vida. Y esta Nueva Eva es la Santísima Virgen.

Los fieles reciben la vida verdadera, comulgando con los dones de la humanidad deificada de Jesucristo. La Madre del Señor, por su parte, obtuvo la participación más excelsa y perfecta de la humanidad de Cristo, una participación que no se reduce al plano de la vida física, sino que también incluye el plano de la Gracia, porque esa es la razón por la cual la Escritura la llama “llena de Gracia” (Lucas 1, 28).

Así pues, la Virgen María es la “Madre de la Vida”, en primer lugar, como Madre de Cristo.

Pero ella es “Madre de la Vida” también como una Nueva Eva, que está al principio de una nueva humanidad, que restaura la condición de la mujer y en especial la de la madre. El mismo nombre de Eva significa “vida”, Leemos en Génesis 3, 20: “El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella fue la madre de todos los vivientes”. Eva debía ser la Madre de la Vida. Sin embargo, cayó en pecado y trajo para ella y para todos sus descendientes el castigo de la muerte espiritual y física. Ella, en verdad, dio a luz a sus hijos y es la madre de todo el género humano, pero parió hijos que habían de morir, debido a su caída en pecado. En Su plan de salvación, Dios dispuso que una Nueva Eva fuera la Madre de la Vida. Y esta Nueva Eva es la Santísima Virgen.

Ciertamente, el Señor Mismo nos demuestra que la Santísima Virgen es no solamente Su Madre biológica, sino la “mujer” de la nueva creación.

(Traducido de: Pr. Prof. Dr. Vasile MihocȘapte tâlcuiri biblice despre Maica Domnului, Editura Teofania, 2001, p. 32)