Cuando ves el ícono de la Madre del Señor con el Niño en los brazos, ¿qué es lo que ves en realidad? ¡El Cielo y la tierra! El Cielo es Cristo, Quien está más allá de los Cielos, el Creador de cielos y tierra. Y la Madre del Señor representa la tierra, es decir, todos los pueblos del mundo, porque ella es una de nosotros. Pero su linaje es real.

Tan grande es el valor de la Madre del Señor, que rebosa todos los poderes de lo alto y de aquí, en la tierra. La Madre del Señor es el segundo Cielo, o el segundo mundo. Por medio suyo la humanidad fue restaurada, y ella es la Reina de todos los ángeles y de los santos. Es también nuestra Madre, la de todos los pueblos del mundo, y de cada alma que, en medio del dolor y la tristeza, invoca su auxilio.

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 149)