Palabras de espiritualidad

La máscara de la falsa humildad

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

No hay nada más opuesto a la humildad de Cristo que la “humildad de pensamiento” hecha a modo, que ha renunciado al yugo de la obediencia a Cristo y, usurpando lo que es más santo, sirve al demonio bajo la fachada de un falso servicio a Dios.

Hay una “humildad de pensamiento” aparente, que responde a lo que le apetece al hombre. Esta suerte de “humildad” es la que el soberbio se crea para sí mismo, para su alma engañada por una doctrina falsa, un alma que se lisonjea a sí misma, un alma que busca que todos la encomien, un alma que lo único que anhela es el bienestar material y los placeres terrenales, un alma que se ha olvidado de la eternidad, de Dios. 

Esa “humildad de pensamiento” que el hombre se confecciona a sí mismo está constituida por toda clase de ardides con los que la soberbia humana se esmera en obtener la honra de un mundo ciego, un mundo que ama lo que es suyo, un mundo que exalta el vicio cuando se coloca la máscara de la virtud, un mundo que odia la virtud cuando esta lo mira a los ojos con su santa simplicidad, su santa e inamovible sumisión al Evangelio. No hay nada más opuesto a la humildad de Cristo que la “humildad de pensamiento” hecha a modo, que ha renunciado al yugo de la obediencia a Cristo y, usurpando lo que es más santo, sirve al demonio bajo la fachada de un falso servicio a Dios.

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Despre înșelare, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu- Vlas, Editura Schitul românesc Lacu, Sfântul Munte Athos, pp. 99-100)