Ora con todo el corazón. “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”, dice el Evangelio. Esto significa que Cristo sabía desde antes que todos viviríamos en necesidad. La paciencia se alcanza por medio de la fe y la oración. El poder de la oración ayuda a la mente a que pueda velar y alzarse a lo alto. Pero ¿cómo puede elevarse hasta el trono de Dios? Simplemente debes decir: “¡Perdóname! ¡Perdóname!”, y Dios sabrá qué darte.

(Traducido de: Anastasie Malamas, Ca aurul în topitoare. Viața mucenicească a unui Iov al zilelor noastre, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2012, p. 28)