La oración de la mañana, rocío para el alma
Cuando te despiertes por la mañana, piensa que Dios te ha dado un día que no podrías haberte dado tú solo y aparta la primera hora —o al menos los primeros quince minutos— del día que has recibido para ofrecérsela como ofrenda a Dios, con una oración de agradecimiento y de buena petición.
Cuando te despiertes por la mañana, piensa que Dios te ha dado un día que no podrías haberte dado tú solo y aparta la primera hora —o al menos los primeros quince minutos— del día que has recibido para ofrecérsela como ofrenda a Dios, con una oración de agradecimiento y de buena petición. Mientras más devoción dediques a esto, más se santificará tu día y mejor podrás resistir las tentaciones que te toque enfrentar.
(...) La oración de la mañana es, para la persona, lo que el rocío matinal para las plantas. El que ora por la mañana con toda su atención, se siente más feliz y tranquilo durante todo el día. Y es que la mente se ocupa, durante todo el día, de lo que primero que le ha salido al encuentro por la mañana, como una piedra de molino que tritura durante todo el día trigo o cizaña.
(Traducido de: Mari duhovnici români despre rugăciune, Editura Eikon, 2005, p. 230)