La paz espiritual es contagiosa
La paz es la fuerza superior que mantiene todo en armonía. Pero no en una armonía física, impersonal, sino en una consciente, amorosa, en la cual las personas mantienen su libertad y unidad.
La paz se irradia desde el alma que la posee, de la misma forma en que también se esparce la turbación. Esto demuestra nuevamente el vínculo interior entre las almas. Pero también demuestra el hecho que tanto los valores positivos como su ausencia tienen como soporte a las personas. La paz no es un estado impersonal, como tampoco lo es la turbación. Son estados personales, llenos de una intención dirigida a otras personas.
La paz es un valor por medio del cual las personas se comunican, como sucede con todos los demás valores y también con su ausencia. Los primeros unen a las personas en armonía, lo segundo en la desarmonía, en la discordia. La paz es la fuerza superior que mantiene todo en armonía. Pero no en una armonía física, impersonal, sino en una consciente, amorosa, en la cual las personas mantienen su libertad y unidad.
Por eso, Dios, que es una Trinidad de Personas pero Uno en esencia y en características y valores, como Creador y protector de todo, es la fuente de toda paz. Y aquel que irradia esta paz consciente, amorosa, comprensiva, acogedora, se hace morada de la paz de Dios e hijo Suyo, para participársela a quienes le rodean.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 129 la Sfântul Grigorie de Nyssa, Despre Fericiri, în „Părinți și Scriitori Bisericești”, vol. 29, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, București, 1982, p.390)