La pregunta que tenemos que hacernos diariamente
“Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús” (Filipenses 3, 14)
Muchos padres recomiendan que cada cristiano se examine diariamente, para ver lo bueno y lo malo que hay en él. Personalmente, no fue esto lo que me ayudó a mí, sino algo totalmente distinto.
Me decía: “¿Qué es lo que Dios quiere que haga hoy?”. Ponía ante mí los mandamientos de Cristo y trataba de avanzar en su cumplimiento, siguiendo las palabras del Apóstol Pablo: “Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús” (Filipenses 3, 14). Con todo, a excepción de las caídas más graves (en pecado), que requieren de una contrición profunda y una sincera confesión, el hombre no tiene que autoanalizarse demasiado, mucho menos examinar minuciosamente cada uno de sus pensamientos, para ver de dónde provienen. Y tampoco si cuenta con la Gracia o el alimento espiritual.
(Traducido de: Hierotheos Vlachos, Mitropolit de Nafpaktos și Sfântul Vlasie, Cunosc un om în Hristos: Părintele Sofronie de la Essex, traducere din limba greacă de Pr. Șerban Tica, Editura Sophia, București, 2011, p. 251)