La reconciliación no es algo que debamos dejar para el día siguiente
De noche, el cristiano tiene que irse a dormir en paz, sin guardarse nada en contra de su hermano para el día siguiente.
No nos comportemos como simples contadores, de esos que escriben en sus registros las “entradas” y “salidas”. De noche, el cristiano tiene que irse a dormir en paz, sin guardarse nada en contra de su hermano para el día siguiente.
También aquí, en el monasterio, es posible que alguna hermana se haya enfadado con otra por algún motivo. Por eso, tienen que reconciliarse y no dejar nada para el día siguiente. La palabra “¡Perdóname!” tiene que brotar, no de la boca, sino del corazón. De lo contrario, no estamos haciendo absolutamente nada.
(Traducido de: Părintele Eusebiu Giannakakis, Să coborâm Cerul în inimile noastre, Editura Doxologia, Iași, 2014, p. 30)