“La vida espiritual se asemeja a una esfera”
Aquel que ha nacido de nuevo en el Espíritu, como nuestro Mismo Señor dice, es “como el viento, que sopla allí donde quiere” (Iuan 3, 8); nadie sabe de dónde viene y a dónde va.
“La vida espiritual se asemeja a una esfera”, solía decir el padre Sofronio. Cuando tocamos la superficie de una esfera, en cualquiera de sus puntos, hacemos contacto con la esfera completa; así también, la correcta práctica de las virtudes nos hace partícipes de la plenitud de la vivificadora Gracia de Dios. Del mismo modo, con una sola partícula del Santo Cuerpo y la Santa Sangre del Señor recibimos a Cristo entero. Asimismo, una sola palabra de Dios nos puede alcanzar e iluminar nuestro corazón, abriéndonos a la plenitud de Su Gracia de vida.
Cada contacto de nuestro corazón con Dios significa, al mismo tiempo, pureza, iluminación y deificación, y estos dones los podemos recibir de forma perfecta ya desde el comienzo de nuestra vida en Él. Ciertamente, podemos ver que algunos reciben la Gracia primordial en la perfecta medida de los santos. Así, desde antes de empezar a luchar con su naturaleza caída y con las pasiones, Dios los llena del Espíritu Santo y su mente se une al amor de Cristo. E invocan Su Nombre día y noche, porque el ser entero es raptado por la Gracia Divina. Aquel que ha nacido de nuevo en el Espíritu, como nuestro Mismo Señor dice, es “como el viento, que sopla allí donde quiere” (Iuan 3, 8); nadie sabe de dónde viene y a dónde va.
(Traducido de: Arhimandrit Zaharia Zaharou, Adu-ţi aminte de dragostea cea dintâi (Apocalipsa 2, 4-5) – Cele trei perioade ale vieţii duhovniceşti în teologia Părintelui Sofronie, Editura Doxologia, Iaşi, 2015, p. 35)