Palabras de espiritualidad

La visión de la luz de lo divino, en la perspectiva del padre Sofronio de Essex

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¡Qué gran verdad teológica es esta! No buscaba a “ningún Dios desconocido, ilimitado, impersonal o eterno, sino a Cristo”, y deseaba parecerse a Él, restaurándose bajo Su poder.

Después de conocer a Cristo como Dios verdadero, y después de haber alcanzado el conocimiento de lo divino, el padre Sofronio decía haber dejado de buscar a Dios, para indagar cómo asemejarse más a Cristo, dejándose transformar por Él, a Quien ya conocía personal y espiriualmente. ¡Qué gran verdad teológica es esta! No buscaba a “ningún Dios desconocido, ilimitado, impersonal o eterno, sino a Cristo”, y deseaba parecerse a Él, restaurándose bajo Su poder.

Sin embargo, siendo un gran teólogo, el padre conocía bien, gracias a su propia experiencia, los peligros que provienen de la visión de la luz no-creada. Esto demuestra que la suya era una teología certera, la cual lo llenaba de discernimiento. No se entusiasmaba exageradamente por aquello que había recibido cual un don extraordinario, ni se dejaba llevar por el desinterés hacia las demás cosas, sino que entendía perfectamente los peligros que encierra un don semejante, entre los cuales podemos mencionar el engaño de la mente y la vanidad.

Su teología era firme y perseverante, y esto se puede observar en el hecho de que, aunque Dios le hizo digno de una experiencia de tanta magnitud y de un don tan inusual, es decir, la visión de la luz no-creada, que es la luz del Reino de Dios, de los prodigios celestiales y la comunión con Dios, él era consciente de que el hombre no debe buscar visiones ni inclinarse solamente al anhelo de dichos encuentros divinos y excelsos estados, sino que debe descender su mente al infierno y vivir en una contrición cada vez más profunda, en un sentido dolor por Dios, que purifica el corazón de sus pasiones y libra la mente de cualquier figuración o mentira, de manera que pueda percibir su propia debilidad y corrupción, y la indignidad de su estado.

(Traducido de: Hierotheos Vlachos, Mitropolit de Nafpaktos și Sfântul VlasieCunosc un om în Hristos: Părintele Sofronie de la Essex, traducere din limba greacă de pr. Șerban Tica, Editura Sophia, București; Editura Cartea Ortodoxă, Alexandria, 2011, p. 148)