Palabras de espiritualidad

La voz del amor transforma el duro corazón del hombre

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

No importa que hagamos todas las buenas acciones posibles: si no perdonamos a nuestro semejante, nada hacemos.

El cristiano que ama a todos sus semejantes y que, sobre todo, perdona a quienes le han ofendido, merece ser recompensado por parte de Dios. Porque no importa que hagamos todas las buenas acciones posibles: si no perdonamos a nuestro semejante, nada hacemos. ¡Somos un cero a la izquieda... nada! ¡Amor, hermanos míos, amor es lo que Dios nos pide!

El anciano Porfirio decía: “Cristo vive en el alma de los verdaderos cristianos, esos que aman a todos sus semejantes, incluso a sus enemigos”. Mientras nuestro endurecido corazón siga vacío del amor de Cristo, no podremos hacer nada. Seguiremos siendo como barcos a la deriva, sin combustible, sin motor. Pensemos siempre en Cristo, con amor, y nuestro corazón saltará de alegría.

(Traducido de: Arhiepiscopul Andrei Andreicuț, Mai putem trăi frumos? Pledoarie pentru o viaţă morală curată, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 39)