Palabras de espiritualidad

Las enfermedades son una verdadera escuela de vida

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Nuestro Bondadoso Dios dispone la enfermedad como la forma más sencilla de santificación, que sirve para alcanzar la humildad, librarnos de iniquidades y evitar pensamientos ignominiosos.

La educación que recibimos desde pequeños juega un papel importantísimo en nuestro progreso espiritual.

Nuestro temor de Dios debe ser tan grande como el de un hombre desarmado enfrentando fieras salvajes. Y nuestro amor a Dios debe ser tan fuerte como el de un hombre por su amada.

Cuando vemos a algún asceta cayendo presa de la enfermedad, no intentemos entender por qué Dios ha permitido que eso sucediera. Mejor ayudémoslo a sanar, ofreciéndole nuestro amor simple y libre de falsedad, y poniéndonos en su lugar, como si fuera un compañero de armas herido en batalla.

Hay enfermedades que nos protegen y enfermedades que nos hacen humildes. Nuestro Bondadoso Dios, viendo muchas veces nuestra total carencia de perseverancia, dispone la enfermedad como la forma más sencilla de santificación, que sirve para alcanzar la humildad, librarnos de iniquidades y evitar pensamientos ignominiosos.

Finalmente, queda decir que de nosotros depende cómo recibir lo que nos sucede física y espiritualmente: de buena manera, con rechazo o con indiferencia.

(Traducido de: Glasul Sfinţilor Părinţi, traducere de Părintele Victor Mihalache, Editura Egumeniţa, 2008, p. 133)